Este ARTÍCULO da lugar a un interesante debate sobre si se debería o no censurar ciertos tipos de cuentos por considerase sexistas para el alumnado.
Os invito a leer el artículo y a dejar en la sección de comentarios vuestro punto de vista para compartir nuestras opiniones.
Yo no quitaría los cuentos clásicos de la biblioteca de ningún colegio, aunque es evidente las connotaciones sexistas que presentan muchos de ellos, pero creo que precisamente esto se puede utilizar para desarrollar el pensamiento crítico ante el seximo, trabajar la consciencia de lo que el cuento transmite a través del diálogo dirgido a trabajar la igualdad de género.
ResponderEliminarSi los cuentos tradicionales son censurados, habría que censurar también otras muchas cosas, publicidad, canciones, series, películas,.....
Estoy muy de acuerdo contigo, Rosa. Creo que la idea de censurar textos no hace que el sexismo y la desigualdad desaparezca en la sociedad. Este tipo de cuentos se inventaron con una finalidad de enseñanza, de adoctrinamiento, de prevención... para una época en concreto y que, actualmente, dada su riqueza, los seguimos usando. Hay que tener en cuenta de que, en muchos casos, estos cuentos no nos han llegado tal como en un primer momento se crearon. Aun así, creo que el uso en nuestras aulas puede ser muy positivo, ya que incitan a crear un debate donde podemos discutir muchísimos temas, no solo el sexismo. Fomentar que nuestro alumnado vaya creando espíritu crítico es fundamental en nuestro trabajo y estos cuentos me parecen un recurso excepcional para ello.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con Paula Jarrin, a mí, personalmente, leer estos libros de pequeña no me ha impedido ser una mujer libre. Al igual que ella, pienso que este tipo de textos pueden ser usados para trabajar el pensamiento crítico de nuestro alumnado. Como sostiene Montse Vila, bibliotecaria, “los cuentos populares tienen un valor en sí mismo, forman parte de siglos de historia, de una tradición milenaria que ayuda a los niños a comprender la realidad”.
ResponderEliminarAdemás, existen multitud de actividades para llevar a cabo a partir de ellos, como intercambiar los roles de los personajes, cambiar el final de la historia, inventar otra historia a partir de estos personajes... No obstante, existen títulos de cuentos actuales que ya le han “dado una vuelta” a estos cuentos clásicos como son los títulos de la colección "Y... érase otra vez", una selección de cuentos clásicos adaptados, como es el caso de “Ayudemos a Blancanieves” o “Una rica merienda” (adaptación de Caperucita) con los que podemos trabajar ambas historias y erradicar estereotipos.
Yo creo que como cualquier material, depende del uso que se le de. Estos cuentos pueden ser utilizados para realizar un análisis de cómo funcionaba antes nuestra sociedad y cómo ha cambiado el papel de la mujer. Puede ser bastante enriquecedor, y no creo que la prohibición sea la solución. Yo crecí con estos cuentos y no me ha dejado ningún trauma, ya que tanto mis profesores como familia se encargaban de darme una educación basada en la igualdad.
ResponderEliminarPor supuesto, pienso igualmente que son unas excelentes herramientas para la enseñanza los nuevos cuentos que sacan ahora para tratar temas como la coeducación.
En mi opinión, eliminar los cuentos populares de las bibliotecas escolares sería como intentar borrar la historia de la literatura de un plumazo, tal y como dice el artículo. Como bien habéis dicho, nos hemos criado con estos cuentos infantiles. En los 80 cuando yo nací estos cuentos eran nuestro referente. Considero que por haberlos leído, o mi madre/padre me los contara no soy una mujer machista, ni pienso que lo normal es lo masculino. Es más, he pensado que mi hijo hoy en día no conoce a los principales personajes de Disney, y que le llaman la atención otras historias debido a la sociedad en la que nos encontramos actualmente. Pienso que los cuentos como: Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta… contienen estereotipos, pero de ahí a que un niño/a pueda naturalizarlos difiero. Creo que ésto va más en educar a nuestros niños y niñas en nuestra ya famosa competencia de “aprender a prender” donde la importancia está en desarrollar en el niño/a el pensamiento crítico. Creo firmemente que esos libros deben de estar en todas las bibliotecas infantiles porque son clásicos y son historia y sin ellos la literatura infantil estaría incompleta. Los niños/as deben leer todo tipo de historias y ayudarles a crear un hábito de lectura para que lleguen a poseer autonomía cognitiva, es decir, que estén preparados para aprender por sí mismos durante toda la vida.
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